¡Caluroso Saludo!, estás a punto de emprender un corto, pero delicioso viaje dentro de las montañas cargadas de aromas y fragancias exquisitas que evocan buenos y distantes recuerdos.
Para esto debemos adentrarnos a las montañas multicolores de jardín Antioquia, municipio conocido por sus casas tradicionalmente coloridas cargadas de materas donde reposan las más bellas flores propias del más hermoso Jardín. Ahora: Alistemos botas y sombrero que deberemos llegar a la finca El Océano, es un poco más de una hora desde la cabecera municipal, en uno de los típicos “Toyotas” o “jeeps” algunos de los pocos vehículos que osan a adentrarse hasta nuestro destino. Es una carretera maltrecha donde solo los más valientes deciden atravesar o con destreza nata habitantes de la zona logran sortear.
Vehículo cargado con bultos de café en pergamino
Hemos arribado a nuestro destino: lugar rico en flora y fauna; clima templado, no tan cálido, no tan frío: equilibrado. Estamos 1550 metros más cerca del cielo. Una hilera de montañas nos rodea, el sinnúmero de tonalidades verdes se va fusionando con el azul que marca la distancia a la lejanía. Nos situamos en la cordillera occidental, tierra conocida por su gran fertilidad, pero también por sus escarpadas laderas, lo que hace que el cultivar en sus pendientes ya sea sinónimo de toda una proeza. Todo lo anterior ya hace que de por sí sea una pieza de gran valor en la gastronomía, donde el esfuerzo hace parte innata del origen de nuestro emblemático café. Gracias a su variedad en cultivos y plantas de la zona como: Caña, cacao, bayas silvestres, naranjos y aromáticas tales como menta, limoncillo y manzanilla, por solo mencionar algunas, hacen que logremos encontrar notas tan representativas en nuestro café como son el Chocolate oscuro, Frutos rojos, limoncillo y caña de azúcar.
El terreno y sus alrededores son protagonistas, aun así, no son los únicos: Démosle paso a Mario Y Diana:
Mario es un campesino oriundo de jardín, Antioquia, igualmente Diana. Su hogar, la finca El Océano. Allí viven con su hija e hijo al pie de una imponente y majestuosa montaña. La finca es lugar donde florece el buen sabor, donde la magia empieza a formarse hasta que finalmente se cosechan los frutos del esfuerzo. Mario es descendiente de una familia de tradición cafetera que generación tras generación han transmitido sus saberes de antaño y que gracias a esto han logrado mantener viva la esencia de las buenas costumbres cafeteras, él, como sus antecesores, se han dedicado enteramente al café, siendo diestros en su cultivo y recolección. Es la muestra viva de que la experiencia no se improvisa, por el contrario, es el resultado del perfeccionamiento continuo de generación tras generación se hereda, conocimiento invaluable del cual nos llena de orgullo poder contar.
Así finalmente se da origen a nuestro café especial Rasgos: un café con cuerpo, alma, personalidad y propósito.
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